“Me fascina la frecuencia con que las mujeres perciben en su cuerpo, sobre todo en la zona de los pechos y el corazón, cuando son generosas, amorosas y sensibles a las necesidades de los demás”
Jean Shinoda Bolen, Viaje a Avalon
El artículo de este mes iba a tratar sobre un tema totalmente diferente. Pero la semana pasada pasaron un par de cosas que me hicieron darme cuenta de que necesitaba hablar de algo muy importante para nuestra salud y autoestima como mujeres.
Me he dado cuenta de que necesitamos hablar de tetas.
De nuestras tetas, concretamente.
Por si estás leyendo esto en el futuro (o si pasas de la tele, cosa que me parece lo mejor que puedes hacer por tu salud mental), hace un par de semanas se celebró un festival para ver quién nos va a representar en Eurovision este año (me parece increíble estar usando la palabra Eurovisión en este espacio jaja, pero quédate conmigo que ahora lo entenderás).
Entre las candidatas había una artista, Rigoberta Bandini, que presentó un auténtico himno a la maternidad y, en concreto, a las tetas. Su propuesta fue la más popular entre el público con diferencia, pero al final el jurado nombró ganadora a otra cantante que presentó la misma propuesta de siempre.
La conclusión que sacamos tras este evento es que el jurado optó por la opción fácil, la no transgresora, la que no ponía en valor algo tan natural como el cuerpo femenino. Y la interpretación en redes, haciendo un guiño a la letra de la canción de Bandini, fue que parece que aún tienen miedo a nuestras tetas.
El día anterior a esta revolución televisiva, decidí hablar sobre la relación energética entre corazón y útero en Instagram. Para ilustrar este bonito tema escogí una foto artística preciosa de una fotógrafa llamada Kim Akrich, en la que aparece un esternón de mujer decorado con sutiles perlas. Mira qué preciosidad:

Pues bien, para mi sorpresa al levantarme al día siguiente me encuentro con un mensaje en Instagram que me dice que mi publicación ha sido eliminada por infringir las normas comunitarias de esta red social. ¿Y sabes cuál es la causa que alegaban? Sospecha de servicios sexuales para adultos.
Sí sí, has leído bien. Como en la foto se aprecia medio pezón femenino, el algoritmo ya lo caracteriza como peligroso. Como un servicio sexual.
No te imaginas el fuego que corrió por mis entrañas en ese momento. No era por la foto en sí, sino por lo que significaba esta censura, por la objetificación de nuestros cuerpos, que parece que solo pueden existir si es para propósitos sexuales ajenos. Además, la ironía me parece increíble ya que en Instagram aparecen a diario imágenes de hombres con el torso al aire y nadie censura nada.
Así que no es que Instagram esté en contra de los pezones. Es que está en contra de nuestros pezones, de los pezones femeninos.
Así que he decidido que el artículo de este mes va a ser un homenaje a nuestros pechos. Por todo lo que hacen a diario, por la sutileza y belleza de su energía y por lo poco que la conocemos.
Esto va por nuestras tetas, mujeres.
La energía de nuestros pechos
Nuestros pechos son órganos maravillosos que, sin embargo, suelen estar relegados a un segundo plano salvo que sea para propósitos sexuales o para amamantar a nuestros hijos (si así lo decidimos).
Nuestras tetas están íntimamente relacionadas con la energía del corazón. De hecho, están situadas en el centro energético del cuarto chakra, muy cerca de este órgano. Los senos son canales pránicos (es decir, energéticos), que dan y reciben fuerza vital.
Según la doctora Christiane Northup, “los pechos son una metáfora física de dar y recibir, En épocas remotas simbolizaban la abundancia y la prodigalidad sustentadora de la naturaleza”. Así que su función principal es la de dar y recibir sustento y placer (lo de recibir es importante, pues muchos de los desequilibrios vienen de que las mujeres tendemos a entregarnos a los demás sin cuidar de nosotras mismas).
Las emociones como el pesar y el clásico “corazón roto” se almacenan energéticamente en ese centro tan sensible del cuerpo. De hecho, hay muchos patrones psicológicos que bloquean la energía de los pechos y del resto de los órganos asociados al cuarto chakra, como por ejemplo:
- La represión de emociones como el enfado o la aflicción
- El querer agradar a los demás por encima de todo, el mito de la “buena mujer”
- El sentimiento de culpabilidad por no ser capaz de perdonarse o de perdonar a otros
Así que nuestros pechos son un ejemplo más de lo estrechamente relacionadas que están nuestra salud física y emocional.
Cómo cuidar de tu pecho
Nuestra salud mamaria es un barómetro de nuestra salud general. Lo bueno es que los cuidados que benefician a nuestro pecho también benefician a nuestro estado general de salud: alimentación saludable, unos niveles suficientes de vitamina D, eliminar los químicos de nuestro ambiente en la medida de lo posible, una buena gestión emocional y querernos mucho son algunos de ellos.
Aquí van otros rituales o aspectos a tener en cuenta para cuidar de tus pechos como se merecen:
El sujetador adecuado
¿Soy yo, o los sujetadores con aros son muy de principios de los 2000? Fuera de bromas, usar el sujetador adecuado es una de las primeras cosas que debemos hacer si queremos cuidar de nuestro pecho, y curiosamente es algo que no tenemos muy claro: en España, entre un 70% y un 80% de las mujeres, según diferentes estudios, no usan la talla de sujetador adecuada.
Un sujetador de talla inadecuada puede resultar muy incómodo y limitante, propiciar la aparición de rozaduras, entorpecer la circulación linfática y sanguínea e incluso crear molestias musculares.
Pero el mayor riesgo para la salud según los expertos está en usar un sujetador con los aros inadecuados, que oprimen y someten al pecho a un elevado nivel de estrés e incluso afectan a los nervios intercostales.
Por eso en mi caso y en el de muchas mujeres de mi entorno, los aprisionadores sujetadores push up con aros de hace años han ido dejando paso a sujetadores más suaves y respetuosos con nuestras curvas naturales.
De hecho, ya hay un movimiento cada vez más grande de mujeres que no usan sujetador y que afirman que sus pechos están mejor que nunca. Por supuesto, cada una es libre de tomar una decisión consciente en base a la información disponible, pero me alegra mucho que cada día existan más opciones más allá del manido “si no usas sujetador se te van a caer las tetas”.
Masaje de pecho
El masaje de pechos es uno de los rituales de autocuidado más bellos que puedes hacerte a ti misma. El ritual completo, que yo aprendí de una de mis maestras, es bastante elaborado, pero si no lo conoces o no tienes tiempo basta con que te realices un masaje amoroso y consciente en ambos pechos, utilizando si puedes algún aceite vegetal que te guste (jojoba, coco, almendras…).
Si quieres ir un paso más allá en este ritual de autocuidado, puedes añadir unas gotas de aceites esenciales a la mezcla que vas a emplear para masajearte. Los aceites esenciales de ciprés, milenrama y laurel estimulan el movimiento del líquido linfático para eliminar toxinas y proporcionar nutrición fresca a las células.
Pero si estos no te llaman la atención, usa tu intuición y siéntete libre de utilizar los aceite esenciales con los que más conectas. Por ejemplo, yo siento que el aceite esencial de rosa vibra muy en sintonía con el carácter amoroso y nutritivo de este ritual.
La clave para realizar un buen masaje está en los movimientos lentos, amorosos y conscientes y lo más importante, centrarse en el recibir y no en el dar. Es decir, que tu foco no debe estar puesto en las manos con las que te estás masajeando, sino en las sensaciones que surgen en tu pecho, en las caricias que recibes de ti misma.
Duchas frías
Ya he hablado de los múltiples beneficios de las duchas frías en otras ocasiones, pero son tan maravillosas para la salud de nuestro pecho y de nuestras glándulas que era necesario mencionarlas aquí.
El agua fría es especialmente buena para las zonas en las que hay una acumulación de glándulas, tales como las ingles, las axilas y por supuesto también nuestro pecho.
Ojo con el desodorante
Existen varios estudios que relacionan los tumores en la cara lateral de la mama – la axila- con los parabenos y el aluminio presentes en los antitranspirantes.
Como nunca está de más prevenir en un tema tan serio, yo siempre elegiría un desodorante sin aluminio, lo más natural posible y por supuesto huiría despavorida de los antitranspirantes. Piensa que el sudor es uno de los mecanismos que tiene tu cuerpo para eliminar toxinas y todo lo que le sobra. Si bloqueamos esa función depurativa tan importante, ¿dónde crees que se van a quedar esas toxinas? Visto así, ¡más vale fuera que dentro!
Y si quieres ir un paso más allá y cuidar tus axilas con aceites esenciales, uno de los más recomendados es el de sándalo porque se dice que tiene una gran afinidad con la zona y que contiene sustancias químicas que pueden tener cierto efecto protector frente al cáncer. Yo no lo he probado aún así que si lo haces me encantará que me cuentes tu experiencia en comentarios.
Espero que estas palabras te ayuden a dirigir una mirada amorosa a esta parte tan interesante como delicada de nuestra anatomía. Y por si aún no ha quedado claro, vivan nuestras tetas.
“Freud lo entendió todo mal. Jamás he visto a una mujer que envidie el pene, pero sí que he visto a muchos hombres que envidian los pechos”
Norm Shealy
Superbonito, Paula.
Me ha encantado el enfoque que usas, los consejitos que das y los rituales que propones.
Te felicito y me los anoto, empezando por la ducha fría y el masaje. ❤